Celler de Can Roca

EXPERIENCIA PERSONAL
Hace cosa de 6 meses tuve el placer de visitar el Celler de Can Roca. Aunque este sea un blog sobre la repostería, es imposible no mencionar lo espectacular que fue toda la cena en sí (su mezcla de sabores, su presentación, su originalidad...), pero he de centrarme en los postres. Como bien se llama este apartado de nuestro blog, voy a contaros lo que a mí me hicieron sentir esos postres que degusté aquella maravillosa noche de junio. Fue un momento único que recomiendo que viváis en algún momento de vuestras vidas.

Adaptación del perfume Miracle de Lancôme, crema de  jengibre, granizado de pomelo, sorbete de lichi, rosas, violetas y pimienta rosa



En mi opinión el mejor de los tres sin duda. Cuando te lo ponían en mesa te traían un pequeño conito de papel con un ligero olor al perfume, y te recomendaban que te comieras el postre oliendo el trocito de papel. Cuando lo probé pensé ´´¡Increíble! Me estoy comiendo un perfume!``. Fue una experiencia impresionante el sentir que estas averiguando como sabe algo que nunca imaginaste que podrías comer, y sí, el Celler de Can Roca lo ha hecho posible.
En cuanto a textura y sabor no tengo palabras para definirlo. Suave, elegante pero a la vez con mucha potencia en sus sabores. Es el típico postre que puedes comer cientos de veces sin cansarte nunca. En cuanto a la presentación muy sencilla y nada recargada, algo que se agradece cuando te estás comiendo un menú de este estilo.



Cromatismo naranja



Este me gustó algo menos, ya que no soy muy devota de las naranjas, pero he de reconocer que me gustó bastante más de lo que pensaba. Venía presentado en una bolita de caramelo muy fino, simulando una bola de cristal, con un crumble en la base. Dentro había una espuma, flores y unas pequeñas esferificaciones de naranja. La verdad es que era precioso el postre (daba pena comérselo). Cuando tuve que romper la esfera para descubrir que había en su interior me dolió.
Como su propio nombre indica iba todo en diferentes tonos de naranja, que estaban combinados a la perfección. De sabor era increíble, era impresionante como tantas texturas te llevaban a un único sabor: las naranjas.





Libro viejo, milhoja de galletas de mantequilla con crema de té darjeeling y esencia de libro viejo


Este no es el que más me gustó pero sí el que más me sorprendió. Primero te traían un libro y te lo daban a oler y a ojear. Luego te ponían el postre y le echaban unas gotitas. Nos explicaron que estás gotas eran la esencia de un libro antiguo. El postre estaba presentado de forma longitudinal con una base de la crema de té, y luego intercalando fragmentos del libro impresos en papel de azúcar (que eran del libro que nos enseñaron con anterioridad) y trozos de galleta de mantequilla. Te lo comías y parecía que te estabas comiendo un libro. El olor a viejo era impresionante. Nos explicaron que la esencia a libro la consiguieron metiendo un libro antiguo en manteca y después esa manteca la destilaban en un rotaval (que es una máquina de vacío continuo que extrae la esencia del producto por destilación).

La verdad que comer estos postres (y todo el menú claro está) es una experiencia única que os recomiendo que viváis al menos una vez en vuestras vidas, porque vais a pensar como nosotros, que mereció la pena pagar ese menú para vivir ese momento inolvidable.

Comentarios

Entradas populares